sábado, 5 de marzo de 2011

Repetición y/o eterna ironia.

Recuerdo como de niña saltaba en la cama. Ahora de adulta también salto, pero no de la misma forma.
Recuerdo que un día se rompió la tabla del somier y mi padre tubo que cambiarla. De adulta recuerdo que la madre de un "el" tubo que quitar el cabecero de aquella cama por que hacíamos mucho ruido.

De niña quise probar el sabor de la lejía y tuvieron que hacerme un lavado de estomago.
De adulta quise probar el sabor del éxtasis y también acabe en un hospital.

De niña tenia la obligación del colegio.
De adulta tengo la obligación del trabajo.

De niña, el amor idílico hacia un profesor.
De adulta, sexo con un alumno.

De niña lloraba por algo.
De adulta lloraba por alguien.

La vida es una continua repetición, suma de errores y éxitos.
Vivimos marcados por normas morales, leyes, sentimientos.

Pero es un continuo deja- bú. Como el estribillo de una canción.
Una canción que cada uno escribe. Marcamos el ritmo con nuestro andar día a día.

De niña llevaba lazos de satén en el pelo.
De adulta, el satén está en mi ropa interior.

De niña quería ser adulta.
De adulta finjo ser niña.

De niña no mentía
De adulta dejo entrever la verdad

De niña me disfrazaba continuamente.
De adulta nunca me quito mi piel de serpiente.

De niña besé el frió cadáver de mi abuelo en su lecho.
De adulta me beso a mi misma al mirarme al espejo y al contemplar mi pálido rostro.

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