sábado, 5 de marzo de 2011

En el abismo

Cuando cada rostro pierde significado y no hay rasgos que los definan.
Cuando andas buscando respuestas a tientas en la oscuridad de tu mente.

Las uñas de tus manos son esquirlas ensangrentadas.

Y el raso negro que cubre tu cuerpo se vuelve una jaula textil. Silencias palabras,
olvidas recuerdos, te muerdes la lengua y la sangre se agolpa en la boca.

Coagulos que tragas, calientes se derraman en tu estomago, como un caldo purificador de todas las mentiras que te tragas.

Y piensas que cada sentimiento vivido no es nunca nuevo y antes otras ya lo pasaron.
Que otras veces lo viviste, y aun así, siempre tiene el poder de parecer algo nuevo.

Repites una y otra vez besos caricias y rabia contenida. Soñolienta cada mañana, cansada cada noche.

La realidad es tan densa como la niebla. Y cuando una rayo de solo asoma es para ser cortado de raíz.
Y tu, como una marioneta pendiente de ese hilo, caes sobre el frío asfalto.

El viento arranca tus negras alas y mueres sola tal como nacistes.
Pero vuelves a contemplar los atardeceres del amor para sucumbir a la noche y cerrar los ojos ante la niebla del amanecer.

Creyendo que ese sol durará siempre. Pero es solo una discontinuidad de cuerpos retorciendose en el deseo carnal.

Y lo que ellas llaman amor, yo lo llamo Abismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario