domingo, 19 de mayo de 2013

fuego en la selva...

Mi alma está tan quemada como lo están tus recuerdos. Y ya solo tengo cicatrices que cubren mis tatuajes, que ocultan mi historia... La historia de una niña que siempre creyó en el amor... Y que descubrió demasiado tarde que eso no existe. lo aprendió a ritmo de golpes, vio que se consume como lo hace un cigarro... Que nada merece la pena. Que escucha música muy alto para no oir el propio latido de su corazón latiendo al borde de un ataque. Que golpea a la vida cuando se levanta del suelo con las rodillas ensangrentadas y que siempre guarda una sonrisa incluso para quien no se la gana. Y que ya no siente ni padece, pues su muro de cristal se ha hecho tan duro como el acero. Y tras un parón emocional de un año y medio donde las mentiras que creia sentir, donde los valores caen, donde el dolor resurge... Resurje más fuerte el grito gutural de mi garganta y la rabia incontrolable enfocada al mundo... Fauna paranoica de mi vida... Estoy rodeada de animales. A veces siento que estoy volviéndome loca, pues ya no veo los rostros de las personas, solo sus rasgos y comportamientos animales... Presas y depredadores, consumistras y productos. La vida es una selva racional donde solo sobrevive el fuerte y el inteligente...

vómito

Me encuentro sumida en el caos que provoca tu sonrisa... En el vacio de mi estomago caigo cual vómito sanguinolento, que deja una estela de muerte a su alrededor. Vacia de sentimientos, sensaciones, lagrimas u alegría. Los momentos previos al vómito son los mejores, cuando se agolpa en el cielo de tu boca y lo sientes llegar con tal intensidad que no sabes si tragar o dar rienda suelta lo que llevas dentro. Así es el amor... Es el vómito de las entrañas... Algo visceral e incontrolable... Y tan hermoso el vacío que deja... Que solo da paso a la tranquilidad y al amargo sabor del desengaño, pues esa comida nunca fue tan sabrosa y si no la hubieras vomitado, abría acabado transformada en mierda. Hermoso amor que tantas veces manchaste el suelo de mi vida... Deja tu estela de muerte y amargor en mis sanguinolentos labios una noche más... Pues lobos dicen que son, más yo solo gusanos devorando mi carne veo.