miércoles, 6 de julio de 2011

Yo solo tengo sangre en mis venas, amargor en mis labios.
Odio y ternura en una continua lucha.
Tengo manos vacías, podredumbre en las entrañas.

Lágrimas enlatadas por amores insípidos que se evaporan como un charco bajo la luz del sol.

Lentamente.

Tengo un grito oculto en la garganta. Pelo enredado por el paso del tiempo.
Sueños que dejo entre las sabanas cada mañana.

Tengo fuerza en las costillas, suficiente para borrar.
Tengo mil historias que contar bajo la luna llena.

Tengo un rincón sucio donde anidan las arañas. Donde devoro sin piedad.
Tengo deseo y calor en los pliegues de mi sexo.

Tengo censura en el alma, costras en las rodillas.
Palabras muertas escucho. Mentiras creo.

Vomito el alcohol que consumo en mis noches de soledad. Vomito recuerdos.
Votaría el amor que como un fuego quema mi alma, que confundo con la ira.
Vomitaría besos y sin embargo vomito sangre.

Amar un cadáver me proporcionaría más calor.
Kilómetros en mis piernas. Dureza en mis palabras.

Muerte, muerte,muerte,muerte,...no por más llamarte acudes más rápido.
Pero la sangre si acude, surge de mi piel con cada surco de mis uñas que trazo.

No produces dolor, solo manchas mi alma. Te derramas lentamente por mi piel.
Te siento caliente y dulce al contacto con mis labios.
Te huelo allá por donde pasas. Acudes en mis sueños, tiñendo de rojo las miradas.

Quizás no tenga lo que buscas. No tengo paciencia, no soy común.
No llevo tacones, no finjo. No oculto. No miento, no olvido.
No perdono facilmente.
Juré no mendigar amor y no lo hago. Intentaré olvidar los amores efímeros.

Se secara la sangre sobre mi piel, oscura y dulce mancha del pasado.
La cicatrices me recordarán tus besos. Pero el dolor yacerá tan muerto como mi alma.
Olvidaré en el fragor de las olas el deseo de ser amada, barrerán la dulzura de aquel lugar
que tanto ame.

Nunca más amaré por encima de mi amor propio. Jamás romperé mis ideales.
Sola, viajera, la música mi compañera.

La muerte me llegará, piel roída en las entrañas de la tierra.
El paraíso cerrará sus puertas al saber de mi llegada.

Vagaré en las noches de luna llena, susurrando dulces palabras que jamás serán escuchadas.
Me encontraré llorando en la espesura, entre rosas marchitas cuyo olor murió por una mirada.

Pero aún queda vivir, cuyo dolor en  más que la muerte. Cuya eterna agonía llena de luz mis manos vacías.
Cuya carencia me hace pensar, que el pasado no puedo olvidar.
Noche efímeras me esperan. Más dolores que soportar.

Amor cruel, no vuelvas.
No me llenes de esperanza. Dejame en la ignorancia.
No he de volver a besar.

Carezco de valor.
No quiero el dolor del amor.

Carezco de presencia,
se pudrió antaño mi inocencia.

Pero tengo aún fuerzas en las costillas,
suficiente para tapar.

El dolor que sin saberlo,
el olvidar (te)  me ha de causar...