jueves, 27 de enero de 2011

Miedo, amor y sexo

La vela prendió sobre su piel el más ardiente de los deseos, dejando una estela de carne roja.
Cuando ato sus manos a la dura mesa, la excitación recorrió su cuerpo como la corriente de un río.

Atada, amordazada, a su completa merced. El miedo mezclado con el calor del deseo que se agitaba entre sus piernas.
El amor asomando a sus ojos, y como prueba de ello, la completa entrega de saberse indefensa.

La habitación, apenas iluminada por algunas velas, estaba inundada por el picante aroma de la excitación de ambos.
Su cuerpo, cubierto por una fina capa de sudor, brillaba bajo la intensidad de aquellas intensas caricias.

La duras sombras de las cadenas en las pareces, la mordaza entre sus labios, dejando escapar sordos gemidos ante
la expectación de los próximos golpes....que finalmente llegaron. Con firmeza el abrió sus piernas, descubriendo sus húmedo centro.

Y el cuero del flagelo acaricio ese espacio para instantes después estallar en sus muslos.
El dolor fue tan intenso como un orgasmo, dejando la zona enrojecida. Dejándola con ganas de más.

El miedo ante los siguientes golpes no llego hasta que sintió la sangre. Hasta que vio aquella bombillita encendida al fondo.

Una cámara de vídeo.

Aquel hombre de amplios hombros, fuertes bíceps y rasgos duros la estaba grabando.
Dios, ese cuello tatuado...

Lo conoció unos meses antes, el hombre perfecto, inteligente, cultivado, de buenos modales e increíblemente atractivo.

Y ahora estaba atada, sucumbiendo a todo tipo de perversiones sexuales con este fiero macho que le arrancaba gemidos de deseo mezclados con dolor

Quería gritar de placer, la estaba llevando al borde para luego alejarla cruelmente, y eso sin penetrarla aún.

Ni siquiera el estaba desnudo....y ansiaba que lo estuviese.

Húmeda y caliente, sintió como las correas ya no se cernían sobre ella, y como un fardo era tomada en brazos de esos grandes músculos,
Viéndose transportada a la pared del fondo.

Un grillete en cada muñeca y dos más en sus tobillos. Huntó su sexo de miel y lamió con sus labios todo su jugo, susurrando palabras tiernas en su sexo.

Perdida entre el dulce deseo, con los ojos entrecerrados, no vislumbro los clavos, que con un dolor penetrante se insertaron en los pulgares de sus pies.
El grito ahogado por la mordaza, las lágrimas escurriendose por el rostro....y al bajar la vista, su sonrisa fugaz e hiriente. Amor traidor.

Siguió perdiéndose entre sus piernas, compensando el dolor, aumentando el calor que manaba sobre su sexo... Para subir, besos alternados con dulces pellizcos en sus muslos, en su vientre, en su alma...
Que dulzura en esos carnosos labios, tan exigentes, tan plenos...
Un par de pinzas pellizcaron sus pezones, que pasaron a ser de un tono rosado intenso.

El cuello tenso, eróticos espasmos de placer recorriendo su cuerpo.
Cm a Cm, recorría su piel, dejando una erótica sensación de sumisión.

Ahora, cuando su piel brilla a causa de la excitación y la sangre se escurre por los dedos de sus pies, siente un amor tan pleno que se desborda.
Le mira a los ojos mientras le besa y siente como los dedos de el se pierden en su interior.

Grita en silencio.

Las manos de el la abandonan para tomar una fusta de suave cuero, y azota las zonas besadas. Sus muslos, su vientre, su alma...

Pero lejos de sentir dolor, se humedece aun más. Se humedece de miedo ante la tortura, ante el sonido del azote.

De nuevo mira a los ojos....esos ojos que corresponden al ser que ama...a esos ojos negros, profundos como pozos...

El abandona la fusta y toma entre sus dedos las pinzas que comprimen sus pezones. Al sentir el primer tirón,sus ojos se humedecen, pero después son liberados del agarre...

A la tenue luz y siguiendo el moviendo de las manos de su amo, contempla el resto de instrumentos...alicates, cuchillos de varios tamaños, clavos,...y fustas.
De varios tamaños, formas, durezas y como no...terminaciones.

Le aterra que use alguna de ellas, que el "juego" llegue a esos extremos...pero ve como el toma un cuchillo.
Un cuchillo de unos 12 cm...
No...esa cámara esta grabando y hay un cuchillo...

Un cuchillo que acaricia sus muslos suavemente...y desgarra un trozo de su piel. No se detiene hay. sube por su estomago y arranca la dermis de tan delicada zona.
Pero no puede gritar.
Siente que se ahoga, que el aire apenas llega a sus pulmones.
Tiembla ante el dolor.

El llanto nubla su vista, pero sabe que el se esta quitando los pantalones. Ya no hay excitación, solo un miedo visceral ante ese ser que la lleva al abismo, la hace conocedora de los placeres y dolores de la carne.

La Sangre y la humedad acumulada hace que el la penetre con fuerza, con brutalidad, mientras cada roce en esos cortes se convierten en fuego liquido manando de cada herida.

La brutalidad del acto es alternado con pequeños arañazos en su rostro y brazos, hasta que finalmente acaba, llenándola de su infame licor de amor.
Con un golpe seco cae inconsciente....para despertar en una silla de calvos de madera. Con un destello parpadeante se hace la luz.


Su cuerpo, adormecido y amoratado. Hay 3 hombres junto a ella. Desnudos y erectos. Llevan mascaras, por lo que no les reconoce. Pero sabe que el esta presente. Conoce ese tatuaje que tantas veces a admirado.

Reconoce sus posturas amenazantes. Las diferentes piezas de metal, las cámaras grabando desde diferentes ángulos su cuerpo....por que ese es su cuerpo.
Frente a ella, varios plasmas retransmiten en directo lo que las cámaras no se pierden.

Su sexo y los cortes de alrededor, su pecho amoratado y las cadenas que caen del techo...cadenas terminadas en anzuelos...aun sueltos.
Su rostro, una unión de lágrimas, horror y sangre.

Sus manos atravesadas en diferentes zonas y atadas al brazo de la silla por los pies. Sus pies más de lo mismo.

En ese momento de lucidez, a la luz de las velas y las pantallas, supo que vería el fin entre aquellas cuatro paredes negras, a manos de 3 hombres.
Y empezó el espectáculo.


Al ritmo de "nowhere to go" de mushroomhead, contemplo como un de ellos la penetraba mientras otro atravesaba sus pezones con los anzuelos que de las cadenas colgaban del techo.

Liberaron su boca de la mordaza solo por el placer de oirla gritar, para luego atar su cabeza a un poste y arrancar dos de sus dientes con unos alicates.

la sangre se escurría por su boca, su pecho, sus manos,...suficientemente doloroso para hacerla permanecer despierta.
La bañaron en semen, cortaron su pelo, arrancaron con unas pinzas los tendones de sus antebrazos...y cuando se desmallaba, cubos de agua helada la traían de nuevo a la realidad.

Hasta el punto de no gritar, de saber que no había retroceso para Sonia, que nadie sentiría piedad y que su cuerpo, cruelmente mutilado, podría alcanzar un sin fin de dolores antes de alcanzar la muerte.


Hasta que al fin, con un susurro, salió tras la cámara, cubierta de pies a cabeza con gasa negra, dejando entrever las suaves formas femeninas y un cuchillo entre los pliegues del vestido, con el que la penetro profundamente y repetidas veces, haciéndola verter sangre coagulada, rajando las formas femeninas que un día fueron suaves....que hace unas horas eran besadas con amor.
Y dejando un reguero en el suelo, un reguero de miedo, amor y sexo.

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