domingo, 5 de junio de 2011

TRÁS LA TORMENTA.....

Me encontraba perdida, a los pies del abismo,
retorcida entre cuerpos ajenos,
el sudor se enfriaba sobre mi piel febril en las noches de luna llena.

Miraba ojos vacíos que prometían diamantes que solo eran cristales rotos bajo mis pies,
cadáveres que creía vivos me guiaban por campos pantanosos.

El lodo, manchando mi vestido, pesaba sobre mi alma como una losa.
Nunca me cansé de caminar, y a casa paso,
sangre, barro y lágrimas...

El cielo, plomizo, auguraba una tormenta, que estalló sobre el cielo helando mis venas.
Y rota, cansada del camino, yací sobre el barro del destino.

Pero en la oscuridad de las aguas te encontré.
Brillabas a pesar de la suciedad que manchaba tu nombre,
y te parecí un ser limpio a pesar del lodo que ocultaba mi rostro.

Me hundí para poder salir,
me ensucié para ser pura,
sangré para curarme...

Reflejo que nubla mis sentidos con la velocidad de un rayo,
me bastó mirarte un instante para saber que podías renacer a través de mi imagen.

Y el cielo dejo su tono gris para ser azul de nuevo.
El fuego del infierno nunca pudo quemar mi piel,
pero la luz del sol...
Respiro el aire, que tras la tormenta, es fresco.
Y todas mis heridas, mis viejos temores y mis quedos lamentos quedan en el pasado.

Sé que tus ojos fueron arrasados por la cruel melancolía.
Que no guardaban escondido ningún precioso secreto,
Bellos arcones sin joyas, medallones sin reliquias...

¿Serás vaso fúnebre que aguardará ser colmado por mis lágrimas?
¿O perfume que hace soñar en aromas desconocidos?

Tu, mi bello espejo, sabes que entre rosas hoy me hayo,
mas sus crueles espinas amenazan con dolor si un paso en falso doy,
atrás quedo la ciénaga de putrefactos aromas,
más de nuevo mis miedos asoman.

Bien se que existe un dolor que toda sustancia devora,
más también se que cuando me llegue la hora,
si a la muerte tengo por consejera,
entre rosas muerta me hallarían.

Amor...que pierde sentido cuando se pronuncia.
Que llena cuando solo cierras los ojos y se siente.
Que quema cuando te hieren.

Pero te miro, te siento,
y escucho un sordo lamento,
un temor escondido.

Pensé que estaba demasiado insensible para sentir en este momento,
mirando el reloj que latía mi ultimo tiempo.
Pero me levanté del lodo manchada y dolida,
con tu mirada a la mía prendida
........

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