domingo, 21 de julio de 2013

Dampyr y Bestia


Soñaba con la muerte, y en sus sangrientos sueños ella la bebía de un rojo tan cálido como la luz de un amanecer.Y la fuente de la cual manaba siempre sonreía al mirar su maldito rostro, al sentir la pesadumbre de sus labios  en la piel, al ser besada por la muerte....

Su capa roja ondeaba en la oscuridad del viento nocturno, vagando por la ciudad como una humana más por el día...
Y el sol calentaba sus entumecidos huesos que nunca polvo se convertirían...

Quizás pensó que la muerte podría abrazar como compañera eterna y al descubrirse sola en ella se regodeo,
desmembrando los cadáveres que a su paso dejaba, para que el tiempo y su cruel descomposición lo tuviesen difícil con esos cadáveres que ella anhelaba ser...y poseer.
Y más de una vez lo hizo, pero solo conseguía que los gusanos se enredasen en su cabello y que la burla de la muerte quebrantara su firmeza.

Dampyr estallaba en llanto, pero entonces la tormenta ocultaba su lamento con blancos reflejos caídos del cielo, ahogando a los gusanos de su pelo y humedeciendo su blanca piel.

Un noche, en los brazos de un desolado jovencito que vagaba tras una noche de borrachera, depurando el alcohol de su sangre encontró en la parte de atrás de aquel local donde se alimentaba de su fatal existencia, un hombre que la miraba.

Sus peligrosos ojos la atravesaban y la hacían sentir desnuda, pues sin saber como el supo lo muerte que se hallaba entre los brazos de aquel hombre sin nombre.

Y sin dilación,arranco al joven de entre los brazos de Dampyr y con una fuerza descomunal la arrastró por el callejón.
Sin una palabra.El tormento de las guerras, las muertes en sus garras y los gritos de terror se asomaron a los ojos de aquel desconocido, cuyo origen era tan antiguo como el origen de la civilización.

Horror y sangre...Dampyr quiso saber y presa de esa ansia y con una cautela nunca antes llevada a cabo, se dejo arrastrar.
El calor en forma liquida se escurrió por su rostro, que sin dilación cerró la fuente de donde manaba.

En sus manos podría morir, pues el podía dañarla. El ser la arrastró a un callejón, mientras soltaba improperios en una lengua extraña. Pero ella no quería escuchar, no quiso entender.

A cada palabra, ella un paso daba, y la furia lo fue invadiendo, dando paso al monstruo que había en su interior.
La bestia temblaba presa de un sufrimiento que poco importó. Solo quería sentir sus uñas clavándose en la piel, desgarrando el alma, derramando en el suelo ese veneno llamado sangre que era su fuente y su droga.

Y trozos de su piel caían esparcidos por el callejón, mientras los rugidos de la bestia y el llanto de felicidad de Dampyr inundaban la mojada calle por la tormenta...
Entonces despertó entre las maderas de su tumba. Pero el latido se su corazón, llevaba ya años sin escucharse....

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